En los inicios de lo que ahora conocemos como urbanismo, la planificación urbanística se basaba en una racionalización en la edificación (se construye sólo lo necesario), combinada con cierta flexibilidad para permitir dentro de una misma área diferentes usos y tipologías de suelo, para en definitiva adaptar los espacios de vida a las necesidades de la sociedad.

La Ley del Suelo de la época de Aznar acaba con este modelo, convirtiendo el urbanismo en generador de riqueza, en lugar de responder a las necesidades de la población. De ahí nacen por una parte, el gran boom de los grandes centros comerciales, que generan enormes movimientos de personas y vehículos en fines de semana, los grandes polígonos industriales, separados geográficamente de las poblaciones y hacia donde la gente se desplaza para ir a trabajar, y por otra parte, lo que conocemos como la burbuja inmobiliaria, grandes parques de viviendas innecesarias, llevándonos todo esto adonde sabemos ahora: una crisis de la que nos costará años salir.

Toda la legislación actual en materia de ordenación del territorio parte de la premisa básica que el aprovechamiento genera riqueza. El desarrollo del suelo genera aprovechamiento y por tanto dinero. Se ha tratado el urbanismo como una actividad empresarial, alejada de las necesidades de las personas. Hay que modificar la premisa de que el aprovechamiento genera riqueza, porque desde ese punto de vista, se incrementan las cargas sin control alguno.

Cuando la crisis económica actual estalla, el cumplimiento de compromisos de transformación de suelo y edificación se hace imposible y la Administración autonómica sale en auxilio del sistema económico, con prórrogas de plazos de ejecución, mantenimiento de las reclasificaciones aunque se anulen programas, supresión o temporización de cánones. Medidas que no todos los municipios aplican, entre ellos, Llíria.

Un problema fundamental de nuestra legislación, en materia de territorio, es que se basa fundamentalmente en un crecimiento indefinido, y esto viene por la relación aprovechamiento=riqueza. Muchos modelos europeos mantienen un sistema de crecimiento moderado con especial atención en la renovación de tramas urbanas, lo que genera economías más estables. Se trata de una actividad económica no agresiva, un campo de trabajo estable y moderado.

La obsolescencia de las ciudades es un hecho constatable. Los cascos históricos deben preservarse y rehabilitarse. No es necesario trasladarse a otros países para encontrar ejemplos de cómo se plantean estos cambios, hay Comunidades que ya cuentan con el Plan Especial de Renovación Urbana, que obliga a renovar edificios obsoletos, fomentando la regeneración urbana sin ocupar más suelo.

Hay que poner en práctica todas las herramientas de sostenibilidad con las que contamos, pensar en un urbanismo de calidad y no de cantidad para hacer la ciudad más apetecible tanto para el que las visita como para el que las habita. No hay urbanismo más sostenible que el que no consume suelo, lo reutiliza.

En un Estado moderno y democrático, el interés general debería ser la base del planeamiento. La generación, tramitación y aprobación de los Planes Generales ha de tener en cuenta el medio ambiente, la calidad de vida, la sostenibilidad, la información, la participación ciudadana y la transparencia en su tramitación, para sostener la facultad del Plan de intervenir sobre el territorio y sobre la propiedad privada.

Las nuevas tecnologías, permiten la información, participación ciudadana y transparencia con muy poco coste y así lo recoge la propia legislación valenciana aunque se queda corta en muchos casos a la participación directa.

Los Planes Generales tienen un horizonte temporal máximo de 10 años.  El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Llíria ya los pasa y adicionalmente, considerando que se desarrolló en una época de bienestar económico general, hace que el modelo que se utilizó para su desarrollo ya no sea viable y con los numerosos cambios normativos, se evidencia la necesidad de su revisión.

Las unidades de ejecución del sector de Mura acaban con la antigua huerta de Llíria, quizá uno de los espacios pegados al suelo urbano con mejor climatología de Llíria. En cambio se planteó una gran extensión de ciudad tumbada, viviendas unifamiliares con incongruencias, tales como compaginar el uso terciario en esas Unidades de Ejecución. Aún con grandes inversiones de dinero en el desarrollo de la zona, hoy por hoy no resulta viable económicamente ni sostenible una ciudad no compacta, sin espacios libres, grandes superficies de viales y una edificabilidad en vivienda unifamiliar. ¿Cuántas familias pueden construirse hoy una vivienda unifamiliar? Si pusiéramos una vivienda de estas, una encima de la otra, ¿Cuanto espacio libre quedaría? ¿Cómo se podría usar ese espacio libre? Ejemplos hay miles en otros países.

Por otra parte es necesario destacar la necesidad de una comisión de trabajo con agentes sociales, técnicos municipales y ciudadanos, previa y durante la tramitación del PGOU, así como un análisis exhaustivo del plan existente y el estudio de un plan más sostenible con análisis de las propuestas de los distintos agentes que participarían en la comisión.

Es importante establecer la secuencia lógica de desarrollo del suelo calificado a través de la ordenación estructural que sirve para dar coherencia a la ordenación urbanística del territorio en su conjunto y con señalamiento de la secuencia lógica de desarrollo.

Abogamos, pues por la revisión del PGOU, para regular la actividad urbanística y dar transparencia a sus decisiones y seguridad jurídica a los ciudadanos. La nueva forma de planear se basaría en:

  • La asunción de la limitación de medios, como realidad universal, y la necesidad de seleccionar objetivos y actuaciones.
  • Retomar la conducción de la ciudad y del territorio con una administración más eficaz y preparada para la situación cambiante, siempre bajo el criterio del interés general.
  • Ponerlo al servicio de un nuevo modelo de desarrollo, en el que el crecimiento ilimitado deja de ser el modelo de progreso y la fuente de la financiación municipal y donde prevalecería la calidad de vida.
  • La sostenibilidad es otro elemento decisivo. El medio natural y el patrimonio son bienes relevantes de la ciudad.

Con estas bases queremos fomentar un PGOU que tenga un mayor acento en la gestión y no rehúya la acción directa, que sea flexible y que reconozca sus limitaciones medioambientales y las estrategias territoriales de su entorno.

Se trata de crear un documento que recoja y dé salida a una ciudad que hoy por hoy básicamente sólo funciona como ciudad dormitorio. Se trata de fomentar y facilitar la sostenibilidad en rehabilitación, en obra nueva, en creación de viales, en planes de tráfico, conexiones, ordenaciones estructurales creíbles y no sólo redactadas desde el documento de impacto ambiental que acaba en un cajón.

 

En definitiva, creemos que el urbanismo ha de ser vivo y ajustarse a las necesidades de cada momento. La calidad de vida empieza con el urbanismo. Sin la adecuada planificación no llegaríamos a todo lo demás.

Elena Jiménez Garrido

Candidata al Ayuntamiento  Por Compromís-Move